miércoles, 17 de mayo de 2017

De Yeyrhiana. Una visita inesperada.



Es una tarde como otra cualquiera, llego a casa luego de realizar mis tareas del día; me quito el abrigo y lo cuelgo sobre el respaldo de una de las sillas, mientras que tarareo una alegre canción que escuché por ahí. -¡nana, ya llegué!  – grito luego: oigo a lo lejos su voz que dice: -¡pasa, estamos en la cocina! -¿Estamos? – pienso: y sin más, me encamino hacia allí.



Grande es mi sorpresa al descubrir a una alta mujer de rostro intemporal, con un chal de flecos amarillos y una taza de té entre sus manos. -¿No vas a saludar? Dice nana Shaeida: -claro…, disculpad, digo excusándome y haciendo una reverencia como puedo: -Buenas tardes tengáis, Aes Sedai. –Buenas tardes, pequeña – contesta la mujer sonriendo brevemente: -Mi nombre es Edesinhia Algdarin,  soy del ajah amarillo, como podrás ver. -¿tú eres Yeyrhiana, cierto?



-Sí, afirmo: -¿quieres un poco de té? Sin esperar  mi respuesta, coge la tetera que reposa sobre la mesa, y sirve té en una de las tazas, mientras señala una silla vacía frente a ella.



-Conozco a tu nana desde hace algunos años. ¿Verdad, querida? Dice la Aes Sedai, mirando significativamente a la otra mujer: Nana asiente: -si, Edesinhia Sedai.



–Tengo entendido que te has sentido un poco mal en estos días - añade volviéndose hacia mí: -¿tienes idea de por qué?



No sé qué responder… ¿qué interés tendrá en esto? ¿Qué querrá hacerme? –Yo… no sé, Aes Sedai, – logro articular al fin:



-yo te lo explicaré, – dice poniéndose en pie: -mírame y concéntrate. -¿que me concentre? – pregunto algo extrañada: -sí, no hables, y haz lo que te digo. Trato de hacer lo que me ordena, y entonces, un aura de poder envuelve a la Aes Sedai al abrazar la fuente.



-¿Lo has visto, cierto? -has visto como me habría al saidar, yo sé que sí, – dice Edesinhia Sedai volviéndose a acomodar en su asiento. Bueno, cierto es que yo pude ver como una especie de luz que la envolvía…, pero lo atribuí al reflejo del sol, o algún truco Aes Sedai, qué se yo.. de repente reflexiono sus palabras y pregunto en voz alta: -¿al… saidar? La mujer asiente lentamente, y exclama sin más: -si, y eso significa que puedes encauzar. Mientras piensa: -luz,  si hasta podría ser más fuerte que ella…



-El que te hayas sentido mal días atrás es causa de ello también, – explica tras quedarse en silencio unos segundos. –No puede ser… - pienso, Entre tanto Edesinhia Sedai me dice que mientras estemos aquí ella me dará lecciones, y luego tendré que continuar mi aprendizaje en la torre blanca.



-Pero es que yo no quiero ir a la torre…, – protesto. -¡Yeyrhiana! – interfiere nana Shaeida dando un palmetazo en la mesa: ¡deja de comportarte como una niñita caprichosa! -Calma, querida, – tercia Edesinhia Sedai levantando la mano en gesto tranquilizador. –Mira, pequeña. No puedes encauzar sin ayuda hasta que no aprendas lo suficiente, podrías consumirte ¿entiendes? –pero yo no quiero encauzar, Aes Sedai.



Edesinhia Sedai suspira y dice: -tienes que entender que aveces las cosas no son como queremos o esperamos que sean, la rueda gira siempre según sus designios… -además, estoy segura que tus padres estarían orgullosos de ti. Es intuición de bruja - se apresura a añadir:



–Sí, - vuelve a interferir nana Shaeida: yo también estoy segura de ello, y esta vieja también se sentiría muy orgullosa de verte portando un chal. Con lágrimas en los ojos corro a los brazos de mi nana, y es como si fuera una niña otra vez. Me aparto y pienso:



Tienen razón, tengo que aceptar las cosas tal como son, (aunque no me gusten) y dejar de comportarme como una niñita consentida. Debo de afrontar mi destino.


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