lunes, 1 de agosto de 2016

De Zaia. Historia (parte I)


La voz de un anciano se escuchaba fuertemente...
He dicho que no, ella no sabe nada y creo que lo mejor para la pequeña es que siga siendo así
Zaia vivía con una pareja  de ancianos que se encargaron de ella  desde la noche que una mujer alta con ojos oscuros y cabellos negros como la noche, tocara su puerta y les dijese a la pareja que se ocuparan de ella.

Vivía cerca del puerto, en una especie de cabaña, la cual poseia en su interior un par de habitaciones que estaban amuebladas con unas camas de madera con colchones de paja,
 un pequeño armario donde no cabía mucha ropa ,
una estanteria con algunos libros y una mesita que tenia un plato de porcelana donde había una vela.
La cocina, era la misma de un barco, con su cocina de hierro forjado con dos fogones enormes,
un armario donde estaban todos los utensilios para cocinar,
una pequeña despensa donde se guardaban todos los alimenntos y una pileta donde se limpiaban los alimentos y se fregaban todos los utensilios despues de las comidas.
El salon era lo mejor de la casa, tenia un sillón de madera de roble, que era donde se senttaba el anciano, al lado tenia un sofá de madera tambien que estaba adornado con cuatro cojines grandes de colores llamativos, al lado habia una vitrina la cual hacia de biblioteca donde podrian haber unos cien  libros,

una mesa rectangular de madera tallada y acompañada de 6 sillas de un color mas oscuro que la mesa y al frente el enorme ventanal el cual estaba adornado por unas cortinas de seda fina que daba al puerto .

Desde que
la joven supo que podia encauzar acudía todo los días al Estrella de fuego,
donde sus detectoras le enseñaban a controlar el poder único.

Zaia aprendía muy deprisa y sentia la necesidad de aprender mas rapido las lecciones, pero no le permitian  aprender mas rápido que las demás aprendizas .
Pero no obstante, la joven en la intimidad de su habitación,
abrazaba la fuente y se ponia a practicar todo lo aprendido  para así poder perfeccionar sus tejidos.

Como toda aprendiza, ella soñaba en ser una de las mejores detectoras y estaba muy segura de ello,  porque controlaba muy bien el poder.

Una fría mañana de invierno, Zaia dormía profundamente ignorando lo que sucedia en el salón de la pequeña cabaña que era su hogar desde que la dejaron siendo ella un bebe.

La anciana como todos los dias , preparaba el desayuno, se escucharon unos golpes  secos en la puerta,abrirse esta, entró una mujer, la cual aquellos ancianos no esperaban ver en su hogar.
una mujer hermosa,  (como sin dudas lo será zaia  pendsó la anciana al verla entrar) segura de sí misma, acostumbrada a mandar y ser ovedecida, de mirada
dura y actitú gélida.
 Se trataba de la Navegante del Estrella de fuego donde la joven asistia a sus clases diarias.

La mujer entro al salón y anuncio con voz mas gelida.....
he venido a llevarme a Zaia, mañana el Estrella de fuego sale a la mar y no sabemos cuando será el regreso.

Tras unos segundos donde nadie decia nada,
el anciano se puso en frente de la mujer y con una voz temblorosa le dijo no os la podeis llevar aun por diós, es una niña y aun no posee los conocimientos necesarios para ir a un viaje sin vuelta.

la navegante se limitó a escucharle con gessto impasible. dio dos pasos y mientras acercaba una silla para sentarse, sus pendientes tintinearon suavemente.
se sentó he hizo un gesto con la mano indicando a la anciana  que le sirviera un poco de te de la tetera que reposaba en la mesa. la anciana obedeció casi
por inercia, pero no paraba de sollozar. tomó un sorbo del te y explicó con una voz que ella pensaba sería suave y tranquilizadora:
no pueden evitar que me la lleve. es una chica muy aplicada y pronto será una de nuestras buenas detectoras.

un murmullo lejano fue despertando poco a poco a zaia hasta que abrió los ojos. las voces provenían  del salón,
pero no  lograba escuchar claramente.
Sin pensarlo dos veces abrazo el saidar, la invadió su dulzura, sintió tanto gozo, un torrente difícil de
controlar. los colores se hicieron más vivos, tanto que casi hacían daño a la vista. y lo escuchó:
 escuchó las voces, escuchó a la navegante que decía: 
ahora me marcho, espero a zaia mañana en el estrella de fuego.
 Tras cerrarse la puerta salió de la cama rápidamente y se vistió, bajó a toda velocidad al salón para decir a su navegante
que si, que sí se iría con ella, que era lo que más deseaba. pero cuando llegó, la navegante ya se había ido. en su lugar vió a los dos ancianos sumidos
en una gran tristeza.
 entonces zaia sintió una punzada de culpa. yo tan feliz, reflexionó. y no había pensado en la gran tristeza que supondría aquello para los ancianos.

A la mañana siguiente y con la ayuda de la anciana,
Zaia empaqueto todo y se despidió de los ancianos y les prometió que volveria.