lunes, 23 de mayo de 2016

De Shasir. Un extraño objeto.



Era una cálida tarde de verano, el ambiente era jovial, se oían risotadas y canticos, los dados rodaban por las mesas y las apuestas aumentaban en montones considerables.
 Al final de la estancia en un rincón estaba un chaqueta negra, un conocido amigo mío cuyo nombre no revelare por ciertas razones, observe que tamborileaba sus delgados dedos sobre la mesa, en la que solo había una gran jarra de vino y un vaso medio lleno. Observe como  me miraba y rápidamente oculto algo detrás de sí.
  Me acerque a su mesa tarareando una de las cancioncillas del lugar….
 Deje un par de monedas de oro para la siguiente jarra.
      Yo: Como estas amigo?
       El: Bien bien, pasando el rato aquí….
      Yo: Esperabas a alguien?
     El: (resoplando) No  no, ni siquiera a una de esas chicas de la buena vida y ropa ligera…
 Tenía la mirada perdida y yo me preguntaba en que estaría pensando, o simplemente estaba en el plano de sus locos pensamientos.
        Yo: (alcé la voz) Brindemos  por el reencuentro!
  Hablamos largo rato sobre diversas correrías,  reímos a carcajadas. Seguía pensando en aquello que oculto hace ya un buen rato…       Me preguntaba … ¿qué demonios será?
 Pasaron las horas y el local se iba clareando, había menos gente,  el ambiente cada vez se enrarecía más, una pesada capa de humo procedente de la cocina no auguraba nada bueno….. Se estaba quemando la cocina! Mire de reojo a mi compañero con una risita burlona, el simplemente negó con un gesto que no tenía nada que ver con lo que estaba sucediendo en la cocina, seguíamos bebiendo… 
         Yo: Me parece que hoy no cenamos aquí!  O si? (mirándolo de reojo)
 Mientras él se servía de la jarra de vino y apuró el vaso, hubo una pequeña explosión en la cocina… aproveche ese mismo instante para coger el bulto que ocultó con un movimiento rápido, pero no fue lo suficientemente rápido porque de reojo me fije que el posadero estaba con la boca abierta y empezaba a señalarme.
 Sin más le dije a mi compañero que me excusara un minuto, el posadero se dirigía a la puerta del local y yo detrás de él...
 Le di alcance en el siguiente callejón, y le agarre por el hombro obligándole a que se girara.
 Le oía respirar fuertemente, estaba empapado en sudor y temblaba.

 -Posadero: He visto lo que has hecho (empezó a balbucear)

                      Y  y  y  voy a contárselo a los guardias!  
                      No serás bien recibido en mi local, no quiero volver a verte!
                     Largo de mi vista!
 Intento zafarse pero le resultó imposible.
 -Yo: Que es lo que has visto?
 -Posadero: Has cogido algo que él tenía!
 -Yo: tienes razón en una cosa!
 -Posadero: En qué? 
  Su mirada empezó a flaquear...
 -Yo: En que no vas a volver a verme!
 Y en rápido movimiento le tape la boca y le aseste una puñalada en el vientre, las entrañas salían por la abertura de su abdomen,  ahogando su último aliento deje caer su cuerpo al suelo en aquel callejón oscuro, por un instante me quede pensativo notando en mi mano la sangre caliente y restos viscosos del desafortunado.  Aproveche su delantal para limpiar mi daga y recosté el cadáver en un sucio rincón.
 De vuelta en la posada, el humo ya se había disipado, las ventanas estaban de par en par abiertas dejando entrar el aire fresco de la noche que ya comenzaba. Brinde por penúltima vez y deje una cantidad de oro en la mesa.
 Yo: Es una buena propina!
 El: si si   veo que te van bien las cosas!
 Yo: No me puedo quejar en algunos asuntos saco más que en otros,  el negocio de las gemas cada vez está peor.
 El: Ya veo ya! 
 Le note inquieto. 
  Me comento que cuando salí de la posada hubo un pequeño revuelo en el local por una trifulca entre varios jugadores de dados.  Unas gotas de sudor frio corrían por su frente, y dijo:
 El: Me despiste una décima de segundo y……. me han robado!
  El: Era un objeto muy antiguo,  una especie de…..

 Titubeo por unos instantes y soltó la pregunta! 
 El: Tu no sabrás nada de acerca del robo?
 Le mire de reojo y enojado le dije: yo robarte (puse mi mejor cara de asombro)
 Yo: Como se me iba a ocurrir tal cosa! 
     -  Además  siempre andas con cosas tan raras que no alcanzo a comprender.
 EL: Bueno!   Ya me imagine! 
      - Te tengo estima, aunque tu reputación te precede y…..
 Yo: Ya ya!  Abarco bastantes negocios y…. también soy tratante de…  bueno bueno la cuestión es que …    (le mire fijamente a los ojos)
 Yo: Cuéntame  cómo es ese objeto!  Y veré lo que puedo hacer, tengo muchos contactos y  seguro que algo sacare en claro.
 Me describió como era ese objeto y algunas de  las cualidades que tenía.
 Yo: Bien  me hago una idea de cómo es, para eso tengo buen ojo!
 Yo: Tú ya me entiendes…
 El: Eso espero
 Notándole muy nervioso dijo algo entre dientes
 El: (susurrando) es parte de mi misión!
 Yo: Por el mismísimo creador, en que andas metido?
  Yo: Intentare ayudarte en lo que pueda y pero  no quiero saber en lo que estas metido.
   Yo: El posadero me pareció una persona bastante desagradable y vi que te miraba fijamente.
 El asintió con un leve movimiento de cabeza.
 El: No le he vuelto a ver desde el revuelo en la posada, todo parecía tan confuso.
 Yo: Justo en ese mismo instante me sentí indispuesto, algo me sentó mal y tuve que ir al
      escusado del patio, estaba tan centrado que no me entere de lo que sucedía en el interior
      de la posada.
 Él me sonreía con esa sonrisa burlona que le caracterizaba.
 Yo: Bueno me pongo en camino, hay que investigar el paradero de ese objeto…
 Yo: Seguro que en poco tiempo sabré algo y te mandare un mensaje.
 El: Bien bien, espero ansioso tus noticias.
 Yo: Las tendrás, no te preocupes.
 Me despedí de el con una reverencia.
 El me la devolvió con una ligera inclinación de cabeza.
 Antes de salir de la posada le di un pellizco en el trasero a la camarera, un verdadero bombón, cuando se giró para darme una bofetada, le pare la mano y le puse un par de monedas de oro.
 Yo: Por las molestias
 Le guiñe un ojo y salí por el umbral de la puerta acelerando el paso hasta la cuadra.
 Un rato más tarde llegué a la cuadra donde deje mi montura, le llamé al mozo y le dije que preparara mi caballo, necesitaba partir inmediatamente.
 En tres minutos ya estaba montado con un rumbo bien conocido para mí.
 Las sombras se alagaban por las colinas, las luces de los hogares empezaban a verse a lo lejos,  la noche se cernía sobre la campiña.
 Yo: (susurre al oído de mi montura) Corre Terco! Corre!
 Me aleje galopando…..y mire hacia atrás para ver si alguien me seguía
 Nada ni nadie venía detrás.  Sonreí burlonamente mientras palpaba la bolsa y mire a las últimas luces sobre el horizonte.

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