lunes, 23 de mayo de 2016

De Nathiza. El Estrella de Plata.



El Estrella de plata atraca en Ebou Dar.


 El barco ya arribaba a puerto. La tripulación se encontraba afanosa repartiéndose distintas tareas; mientras que algunos plegaban las últimas velas, otros cargaban los paquetes de mercancía y los apilaban en cubierta.

 Nathiza aprovechaba su breve descanso para hacer algunas anotaciones en su diario. Al terminar lo guardó en su morral que llevaba consigo desde que partió de Ebou dar. Cuando se disponía a sumarse al resto de sus compañeros, sintió a alguien tocarle el hombro. Al volverse vio que se trataba de uno de los tripulantes. -¡Ey, tu, aguas tranquilas! - le espetó el muchacho.

 Ese nombre se debía a que los marinos veían a la aprendiza soportar su castigo cada día estoicamente, y acatar las órdenes de la detectora de vientos con absoluta sumisión.  Nunca la han visto quejarse ni del calor que hacía en la sentina, ni del picor que le producía la lana en su cuerpo, ni del trato severo de la detectora o la navegante, y siempre saludaba a cada uno con una sonrisa.

 Algunos pocos osados le llamaban azote de tormentas. Eso se debía a que, a 10 días de haber partido de Tremalkin, una fuerte tormenta casi hizo zozobrar la nave. Todos y cada uno de los que tripulaban el 'Estrella de plata,  hicieron lo que estaba en sus manos y más. La detectora de vientos había trabajado casi hasta la extenuación; sin embargo, la lluvia arreciaba, y los vientos soplaban cada vez con mayor intensidad.

 Nathiza subió al puente de mando, y se puso a las órdenes de la detectora. La mujer se encontraba exhausta, y aunque la joven  era una simple grumete, era la única encauzadora que se encontraba allí.

 -Nunca he visto algo así, - oyó que decía la detectora de vientos que, luego hizo señas a Nathiza para que se acercara más.

 -ven, - le dijo. Voy a enseñarte algo nuevo que he aprendido. Quizás si unimos nuestras fuerzas podamos lograrlo, si la luz quiere....

 -Ábrete al saidar, siente los elementos, pero no te rindas a ellos - le ordenó la mujer.

 La aprendiza obedeció, y entonces la detectora absorbió poder desde la muchacha.

 Después de tanto trabajo, la tripulación suspiró aliviada. Al finalizar Nathiza tuvo que sujetar a la maltrecha detectora de vientos para que no callera... lo habían logrado, por la gracia de la luz.



 -Aguas tranquilas - prosiguió el joven sacando a Nathiza de sus cavilaciones; debemos bajar tú y yo a puerto, a la posada El orgullo del remero, y anunciar  la llegada del 'Estrella de plata.

 -Son órdenes de la detectora y la navegante... - exclamó al ver que la aprendiza lo miraba con un dejo de curiosidad. -¿Por qué no me lo ha ordenado la detectora de vientos directamente? - se preguntó Nathiza. Ya que hacía unos pocos minutos había tenido una clase con ella. No obstante, no hizo preguntas al tripulante, y lo siguió obedientemente.



 Nathiza creía que no volvería Ebou Dar en mucho tiempo... todo estaba como ella lo había visto la última vez; En el puerto, la misma actividad frenética de siempre. Vio a transportistas llevando grandes bultos, seguidos por capataces gritando órdenes a los oídos de la gente, y a Los comerciantes que iban de un lugar a otro queriendo comprar todo a mejor precio, mientras que las autoridades  portuarias revisaban todo lo que llegaba  a puerto.

 La aprendiza recordaba que luego de sus clases con la herborista, se quedaba largo rato en los muelles observando el ir y venir de los barcos, sintiendo el aroma del mar, y pensando en sus padres y su lejana Tremalkin.

 Al fin los jóvenes llegaron a El orgullo del remero. La posada no era una de las mejores que había en la ciudad, los clientes eran en su mayoría marineros que después de estar una temporada en alta mar, necesitaban desfogarse en algún lugar, y ese era esta posada.

 Una vez en la sala común, el tripulante hace un gesto para que la muchacha se detenga. -Espera aquí, voy a anunciar nuestra llegada.

 Nathiza pensaba para sus adentros: ¿para qué había sido asignada también ella a esta tarea, si lo único que haría sería quedarse ahí plantada como un mástil? sin embargo, asintió, y el muchacho partió a paso ligero.

 Mientras esperaba, la aprendiza se dedicaba a contemplar el ir y venir de la gente de la posada. En una mesa apartada de las demás,  logró divisar  de espaldas a una solitaria figura que le pareció algo familiar...

 Cuando esta se giró hacia ella, Nathiza soltó un grito ahogado.
 ¡Era Nadisha! ¿Pero... que hacía vestida así? se preguntó la muchacha. Mientras tanto, el joven tripulante ya había cumplido con su deber, y se encaminaba hacia Nathiza.

 -¿qué pasa? - preguntó este al percibir el nerviosismo de la joven.

 -esa que está ahí es mi hermana - respondió Nathiza con voz ronca. -¿tu... hermana? El tripulante puso cara de asombro.

 ¿Pero.... que hace vestida como una confinada?

 - No lo sé... - musitó Nathiza tan intrigada como él. -tendré que averiguarlo...

 -¿qué dices? ¡Nosotros debemos volver al barco! - le soltó el tripulante. -por los 9 vientos y los 8 mares, te pido me des solo 5 minutos - suplicó Nathiza.
 -¡no! - chilló el tripulante. ¡-tu harás lo que se te ha ordenado, grumete!

 -por favor, - volvió a suplicar la muchacha. Es mi hermana, y puede estar en peligro. Ve al 'Estrella de plata, y explícales. Aunque ella no fuera mi hermana, no podemos dejar sola entre esta gente a una de los nuestros.

 El joven fulminó a la aprendiza con la mirada, y salió de la posada soltando unas cuantas imprecaciones.

 Nathiza vio marcharse al tripulante, y luego se dispuso a enfrentarse de una vez a su hermana.


 Continuará.

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